En arquitectura, la fachada de un edificio es probablemente el elemento más importante desde el punto de vista del diseño, ya que establece el estilo y el carácter para el resto del edificio. La iluminación de la fachada no solo ayuda a localizar edificios y brindar seguridad, sino que también desempeña un papel clave en la expresión arquitectónica.
Una fachada bien iluminada aporta mayor visibilidad, protagonismo y presencia a los edificios. Además, convierte al edificio en un punto de atracción, le aporta protagonismo y ayuda a comunicar símbolos corporativos y generar impacto de marca. Con una buena luz, los edificios industriales no solo se iluminan de manera funcional, sino que también pueden conseguir una estética atractiva. La luz se utiliza para poner en relieve los detalles arquitectónicos, para acentuar objetos y para enfocar edificios enteros. Los rótulos y las zonas de entrada que se iluminan facilitan la orientación de los visitantes. De esta manera, la fachada de un edificio se convierte en un símbolo representativo visible y atractivo de una empresa, sobre todo en los momentos del día que oscurece.